Un nuevo año se cierne ante nosotros. El 2010 ha llegado. Puede significar mucho para aquellos tradicionalistas que conmemoren tanto el bicentenario de la Gesta de Independencia como el centenario de la Revolución. Para los deterministas, un año que acabe en 10 significa una nueva revolución, un levantamiento social que cambie las instituciones. No caería mal un cambio, eso es un hecho. Pero no un giro de 180°. ¿Es necesario tumbar tanto a las instituciones buenas como a las malas para realmente obtener un cambio valioso? A mi parecer no. Desde mi perspectiva es necesario cambiar a partir de lo que experimentamos actualmente. Cambios culturales, derivan en cambios sociales que paulatinamente afectan a las instituciones. (Matrimonios homosexuales por ejemplo).
AMLO promueve un movimiento casi separatista en contra del gobierno establecido. Chale.
Los partidos ya no saben ni que hacer. Pierden fuerza, apoyo y credibilidad con cada minuto que pasa sin cambios.
EL gobierno federal, avanza sí, pero se acerca a un borde de ingobernabilidad que puede generar un ambiente poco favorable para la democracia.
¿Qué nos queda? Hacer política desde nuestra trinchera. Lo he repetido muchas veces pero insisto. Pequeños cambios, hacen grandes revoluciones. Solamente cambien su actitud al ir en la calle y notarán la diferencia. Saludar, ceder el paso, agradecer… sonreír.
Dejar atrás la impuntualidad. No dar cabida a la envidia. No dejar que nos arrebate la ira o los celos. Evitar la mentira, justificado porque el otro también miente. Saber delegar. Saber dialogar. Saber escuchar.
Suenan a propósitos de año nuevo, que generalmente son de flojera (fiaca, weba). En dos meses ya nadie los recuerda ni les importan. Si la gente los cumpliera no habría obesidad en el país, los datos dicen otra cosa. Pero no. Estos deben ser cambios diarios. Cambios constantes.
En bola jalamos mejor. (sin albur) Confío en que somos muchos que si estamos dispuestos a seguir adelante, a fijarnos metas, a hacer cambios.
¿Revolución? Sólo si es del pensamiento. Sólo si es pasar del individualismo a un pensamiento más inclusivo y fraterno. Entre más divididos estemos, mejor nos pueden ver la cara.
Armas, inútiles, esas guerras son inútiles. No dejan nada bueno. Tenemos una historia repleta de ellas, y no han dejado buenos resultados. Los verdaderos estallidos han sido culturales.
¿Por dónde empezar?
Dando a conocer estas ideas. Expandirlas a conocidos. Añadir cambios. Complementarnos. Actuar colectivamente.
“La política es muy importante como para dejarla en manos de los políticos”
Jama.
Exactamente, en el tino del asunto. No se puede pensar en hacer cambiar a todo el mundo, sin antes haber empezado por uno mismo.